domingo, 22 de noviembre de 2020

"Soy Manuel" de Margarita Mainé. "Epílogo" (2º Ciclo)

 


Epílogo

 

Cuando me despierto temprano, ya no miro la autopista por la ventana. No me importa adónde van todos tan apurados.

Me quedo acostado y solo me muevo para buscar uno de los libros que saqué de la biblioteca de la escuela. Y me pongo a leer.

Porque ahora que por fin aprendí, las letras empezaron a decirme un montón de cosas.

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"SOY MANUEL" DE M. MAINÉ. EPÍLOGO (1º CICLO)

 



 EPÍLOGo

Cuando me despierto temprano, ya no miro la autopista por la ventana. No me importa adónde van todos tan apurados.

Me quedo acostado y solo me muevo para buscar uno de los libros que saqué de la biblioteca de la escuela. Y me pongo a leer.

Porque ahora que por fin aprendí, las letras empezaron a decirme un montón de cosas.

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jueves, 5 de noviembre de 2020

“SOY MANUEL” DE MARGARITA MAINÉ. CAPÍTULO 17: “Y OTRA SORPRESA” (1º CICLO)

 




La maestra trataba de hacernos callar para que la señora guía nos explicara los detalles.

-El monumento tiene una altura de setenta metros y desde su mirador se puede observar el río Paraná, donde Belgrano y su ejército enarbolaron la Bandera por primera vez. Al monumento tardaron catorce años en construirlo y tiene tres partes: la torre, el patio cívico y e propileo.

No estábamos equivocados con Rocío entonces… ¡Se llamaba “torre” también! Lo del propileo supuse que la maestra nos haría buscarlo en el diccionario porque nos miramos sin saber de qué estaba hablando.

En medio del recorrido, nos detuvimos frente a una estatua de Manuel Belgrano. No estaba peleando ni arriba de un caballo, como en la revista. Estaba sentado con un libro en la mano, pensando mucho. Así lo había imaginado cuando la maestra nos contaba que estudiaba y escribía sobre tantos temas para mejorar nuestra patria. Yo sabía bien que no lo había logrado todo y que muchas de las injusticias que le molestaban seguían sucediendo, pero me gustaba que lo hubiera intentado una y otra vez sin darse por vencido.

Después la maestra nos dejó jugar un rato y los chicos corrían por las escaleras como lo hacíamos con mi hermana.

Yo me quedé mirando las letras que había en un costado del monumento… Parecía que me decían… me decían algo…

-Pro-cu-ra-ré-hacerme-dig-no-de-ll-mar-me-hi-jo-de-la-pa-tria – leí en voz alta sin darme cuenta que atrás estaba la maestra.

- ¡Lo leíste, Manuel! -me dijo contenta y se agachó para abrazarme.

-Me lo dijeron las letras…-le dije, pero pensé: “Me lo dijo Manuel Belgrano”.

Después cruzamos hasta la costa del río Paraná. Comimos, tomamos, nos reímos y tiramos piedritas al agua.

- ¿Belgrano tiraba piedras al agua? -le preguntó Laura a la maestra.

-Y… quizás sí-dijo ella-. Manuel también fue niño como ustedes.

Me imaginé que estaba entre nosotros, jugando y riendo.

La maestra contó entonces que a Manuel también le gustaba mucho la danza y que hasta había creado un paso de baile.

- ¿Y si lo bailamos en la fiesta de la Bandera? -preguntó entusiasmada y algunos festejaron la idea.

“Ufa -pensé-, ahora que sé leer voy a tener que aprender a bailar… ¿Es que siempre hay algo nuevo para aprender?”.

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"Soy Manuel" de Margarita Mainé. Cap. 17: "Y otra sorpresa" (2º Ciclo)

 



La maestra trataba de hacernos callar para que la señora guía nos explicara los detalles.

-El monumento tiene una altura de setenta metros y desde su mirador se puede observar el río Paraná, donde Belgrano y su ejército enarbolaron la Bandera por primera vez. Al monumento tardaron catorce años en construirlo y tiene tres partes: la torre, el patio cívico y e propileo.

No estábamos equivocados con Rocío entonces… ¡Se llamaba “torre” también! Lo del propileo supuse que la maestra nos haría buscarlo en el diccionario porque nos miramos sin saber de qué estaba hablando.

En medio del recorrido, nos detuvimos frente a una estatua de Manuel Belgrano. No estaba peleando ni arriba de un caballo, como en la revista. Estaba sentado con un libro en la mano, pensando mucho. Así lo había imaginado cuando la maestra nos contaba que estudiaba y escribía sobre tantos temas para mejorar nuestra patria. Yo sabía bien que no lo había logrado todo y que muchas de las injusticias que le molestaban seguían sucediendo, pero me gustaba que lo hubiera intentado una y otra vez sin darse por vencido.

Después la maestra nos dejó jugar un rato y los chicos corrían por las escaleras como lo hacíamos con mi hermana.

Yo me quedé mirando las letras que había en un costado del monumento… Parecía que me decían… me decían algo…

-Pro-cu-ra-ré-hacerme-dig-no-de-ll-mar-me-hi-jo-de-la-pa-tria – leí en voz alta sin darme cuenta que atrás estaba la maestra.

- ¡Lo leíste, Manuel! -me dijo contenta y se agachó para abrazarme.

-Me lo dijeron las letras…-le dije, pero pensé: “Me lo dijo Manuel Belgrano”.

Después cruzamos hasta la costa del río Paraná. Comimos, tomamos, nos reímos y tiramos piedritas al agua.

- ¿Belgrano tiraba piedras al agua? -le preguntó Laura a la maestra.

-Y… quizás sí-dijo ella-. Manuel también fue niño como ustedes.

Me imaginé que estaba entre nosotros, jugando y riendo.

La maestra contó entonces que a Manuel también le gustaba mucho la danza y que hasta había creado un paso de baile.

- ¿Y si lo bailamos en la fiesta de la Bandera? -preguntó entusiasmada y algunos festejaron la idea.

“Ufa -pensé-, ahora que sé leer voy a tener que aprender a bailar… ¿Es que siempre hay algo nuevo para aprender?”.


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lunes, 2 de noviembre de 2020

“Soy Manuel” de M. Mainé Cap. 16 ¡Qué sorpresa! (2º Ciclo)

 



Al día siguiente esperábamos la sorpresa de la maestra.

-Para terminar de investigar sobre la vida de Belgrano vamos a salir de excursión a un lugar muy especial -dijo, contenta.

Los chicos festejaron, porque les encantaba salir de excursión. A mi no me pasa lo mismo porque si hay que pagar el micro papá y mamá se hacen problema.

- ¿En micro? -preguntó Laura porque a ella le pasa lo mismo.

No -dijo l a maestra-, vamos a ir caminando. ¿Saben a dónde? Al Monumento a la Bandera.

Algunos chicos se desilusionaron.

-Uhhh, ya lo conocemos -dijeron, y la maestra explicó que íbamos a hacer una visita guiada y que una señora nos iba a explicar muchos detalles que no sabíamos.

“¿Monumento? ¿Cuál monumento?”, pensé y me quedé callado porque no quería ser el único que no sabía de qué estaban hablando.

Y llegó el día. ¡Cómo nos gustaba salir de la escuela!

Llevábamos gorra para el sol, y una mochila con agua y algo para comer porque no solo íbamos a ver el Monumento, sino que bajaríamos al río, donde Manuel le había presentado por primera vez la Bandera celeste y blanca a su Ejército.

Caminé junto a Laura conversando de una y otra cosa. Pasamos por una de las esquinas donde están los cajones negros y le conté que ahí habíamos encontrado un montón de libros. La dejé impresionada.

Después doblamos en la misma cuadra en la que lo hace papá con el carro y cuando la maestra dijo “llegamos” yo no podía creerlo: ¡Estábamos en la torre!, ¡Qué no se llamaba “torre”! ¡Se llamaba “Monumento a la Bandera”!

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“SOY MANUEL” DE M. MAINÉ CAP. 16 ¡QUÉ SORPRESA! (1º CICLO)

 



Al día siguiente esperábamos la sorpresa de la maestra.

-Para terminar de investigar sobre la vida de Belgrano vamos a salir de excursión a un lugar muy especial -dijo, contenta.

Los chicos festejaron, porque les encantaba salir de excursión. A mi no me pasa lo mismo porque si hay que pagar el micro papá y mamá se hacen problema.

- ¿En micro? -preguntó Laura porque a ella le pasa lo mismo.

No -dijo l a maestra-, vamos a ir caminando. ¿Saben a dónde? Al Monumento a la Bandera.

Algunos chicos se desilusionaron.

-Uhhh, ya lo conocemos -dijeron, y la maestra explicó que íbamos a hacer una visita guiada y que una señora nos iba a explicar muchos detalles que no sabíamos.

“¿Monumento? ¿Cuál monumento?”, pensé y me quedé callado porque no quería ser el único que no sabía de qué estaban hablando.

Y llegó el día. ¡Cómo nos gustaba salir de la escuela!

Llevábamos gorra para el sol, y una mochila con agua y algo para comer porque no solo íbamos a ver el Monumento, sino que bajaríamos al río, donde Manuel le había presentado por primera vez la Bandera celeste y blanca a su Ejército.

Caminé junto a Laura conversando de una y otra cosa. Pasamos por una de las esquinas donde están los cajones negros y le conté que ahí habíamos encontrado un montón de libros. La dejé impresionada.

Después doblamos en la misma cuadra en la que lo hace papá con el carro y cuando la maestra dijo “llegamos” yo no podía creerlo: ¡Estábamos en la torre!, ¡Qué no se llamaba “torre”! ¡Se llamaba “Monumento a la Bandera”!

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