CAPÍTULO
15
Unos meses más tarde, Catalina y Alfonso se casaron y se
fueron de luna de miel. Los acompañaron el caballo, el tigre y varios
mosquitos. Después de mucho andar, llegaron a unas tierras verdes y prósperas,
a orillas de un río, donde decidieron construir una casa con sus propias manos.
“¡Ahora sí me voy a morir!”, pensó Alfonso, “Se me podría caer una madera en la
cabeza o me podría dar un martillazo tan fuerte que… o…”. Pero no pudo seguir
pensando, porque sintió una sopapa en la boca.
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