viernes, 4 de septiembre de 2020

"Pedro Urdemales y la ollita mágica" (Relato tradicional)

 


Una vez Pedro Urdemales estaba cerca de un camino haciendo su comida en una olla que, calentada a un fuego vivo, hervía que era un primor.

Divisó a lo lejos que venía un caballero montado en una mula y se le ocurrió jugarle una treta. Sacó rápidamente la olla de las brasas, apagó el fuego con sus pies y se la llevó a un lugar distante. La puso arriba de unas piedras en medio del camino por el que venía el caballero y, justo cuando éste pasaba, golpeó con dos palitos la cobertera de la olla como si fuese un tambor.

Repitiendo al compás del tamboreo dijo:
—Hierve, hierve, ollita hervidora, que no es para mañana, sino para ahora.
El caballero, sorprendido de una operación tan extraña, se detuvo y le preguntó:

—Dígame compadre, ¿qué hace usted ahí sentado, golpeando con unos palitos la tapa de una olla?

—Estoy haciendo mi comidita —respondió Pedro Urdemales.
—¿Y cómo la hace sin tener fuego? —interrogó el caballero.
Pedro, levantando la tapa de la olla, repuso:
—Ya ve, señor, como hierve la comidita. Es una olla mágica que me dio mi madre. Para que hierva no hay más que llenarla de agua, poner todo lo que quiera comer, tamborear en la tapa y decirle:

—Hierve, hierve, ollita hervidora que no es para mañana, sino para ahora.
El caballero, que era avaro, pensó “si tengo una olla mágica puedo llenarme de oro” y quiso comprársela. Le dijo:

—¿Por qué no me vende la ollita?
—No, esto no lo vendo. Es el único medio que tengo para vivir.

—Véndamela. A mi mujer la haría muy feliz tenerla. Ya no tendría que ir más al monte a buscar leña y cargarla, ni prender el fuego. Yo le voy a pagar el precio que usted me pida.

Pedro Urdemales, que quería sacar el máximo provecho de la situación, se hizo mucho de rogar, hasta que el caballero le ofreció mil pesos por ella y aceptó.

Cada cual siguió su camino. El caballero, que creyó hacer un gran negocio, llegó a su casa contento, le contó a su mujer y se dispuso a probar la ollita mágica. Le puso agua, unas verduras, un pedazo de carne, le pegó como un tambor a la tapa mientras decía:

—Hierve, hierve, ollita hervidora que no es para mañana, sino para ahora.
¡Pero la ollita seguía fría! Pedro Urdemales, ya lejos, saboreaba la plata de su negocio.

Dato importante: Relato tradicional español llegado a América en el siglo XVII. Los personaje se adaptaron a pícaros del campo argentino, así como de Chile y Perú.

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Bibliografía on linehttps://continuemosestudiando.abc.gob.ar/recurso/primaria/4-to-ano/practicas-del-lenguaje/actividades-para-realizar-en-el-hogar?u=5ebd8bae165a44e7baf75bae

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