domingo, 22 de noviembre de 2020

"Soy Manuel" de Margarita Mainé. "Epílogo" (2º Ciclo)

 


Epílogo

 

Cuando me despierto temprano, ya no miro la autopista por la ventana. No me importa adónde van todos tan apurados.

Me quedo acostado y solo me muevo para buscar uno de los libros que saqué de la biblioteca de la escuela. Y me pongo a leer.

Porque ahora que por fin aprendí, las letras empezaron a decirme un montón de cosas.

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"SOY MANUEL" DE M. MAINÉ. EPÍLOGO (1º CICLO)

 



 EPÍLOGo

Cuando me despierto temprano, ya no miro la autopista por la ventana. No me importa adónde van todos tan apurados.

Me quedo acostado y solo me muevo para buscar uno de los libros que saqué de la biblioteca de la escuela. Y me pongo a leer.

Porque ahora que por fin aprendí, las letras empezaron a decirme un montón de cosas.

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jueves, 5 de noviembre de 2020

“SOY MANUEL” DE MARGARITA MAINÉ. CAPÍTULO 17: “Y OTRA SORPRESA” (1º CICLO)

 




La maestra trataba de hacernos callar para que la señora guía nos explicara los detalles.

-El monumento tiene una altura de setenta metros y desde su mirador se puede observar el río Paraná, donde Belgrano y su ejército enarbolaron la Bandera por primera vez. Al monumento tardaron catorce años en construirlo y tiene tres partes: la torre, el patio cívico y e propileo.

No estábamos equivocados con Rocío entonces… ¡Se llamaba “torre” también! Lo del propileo supuse que la maestra nos haría buscarlo en el diccionario porque nos miramos sin saber de qué estaba hablando.

En medio del recorrido, nos detuvimos frente a una estatua de Manuel Belgrano. No estaba peleando ni arriba de un caballo, como en la revista. Estaba sentado con un libro en la mano, pensando mucho. Así lo había imaginado cuando la maestra nos contaba que estudiaba y escribía sobre tantos temas para mejorar nuestra patria. Yo sabía bien que no lo había logrado todo y que muchas de las injusticias que le molestaban seguían sucediendo, pero me gustaba que lo hubiera intentado una y otra vez sin darse por vencido.

Después la maestra nos dejó jugar un rato y los chicos corrían por las escaleras como lo hacíamos con mi hermana.

Yo me quedé mirando las letras que había en un costado del monumento… Parecía que me decían… me decían algo…

-Pro-cu-ra-ré-hacerme-dig-no-de-ll-mar-me-hi-jo-de-la-pa-tria – leí en voz alta sin darme cuenta que atrás estaba la maestra.

- ¡Lo leíste, Manuel! -me dijo contenta y se agachó para abrazarme.

-Me lo dijeron las letras…-le dije, pero pensé: “Me lo dijo Manuel Belgrano”.

Después cruzamos hasta la costa del río Paraná. Comimos, tomamos, nos reímos y tiramos piedritas al agua.

- ¿Belgrano tiraba piedras al agua? -le preguntó Laura a la maestra.

-Y… quizás sí-dijo ella-. Manuel también fue niño como ustedes.

Me imaginé que estaba entre nosotros, jugando y riendo.

La maestra contó entonces que a Manuel también le gustaba mucho la danza y que hasta había creado un paso de baile.

- ¿Y si lo bailamos en la fiesta de la Bandera? -preguntó entusiasmada y algunos festejaron la idea.

“Ufa -pensé-, ahora que sé leer voy a tener que aprender a bailar… ¿Es que siempre hay algo nuevo para aprender?”.

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"Soy Manuel" de Margarita Mainé. Cap. 17: "Y otra sorpresa" (2º Ciclo)

 



La maestra trataba de hacernos callar para que la señora guía nos explicara los detalles.

-El monumento tiene una altura de setenta metros y desde su mirador se puede observar el río Paraná, donde Belgrano y su ejército enarbolaron la Bandera por primera vez. Al monumento tardaron catorce años en construirlo y tiene tres partes: la torre, el patio cívico y e propileo.

No estábamos equivocados con Rocío entonces… ¡Se llamaba “torre” también! Lo del propileo supuse que la maestra nos haría buscarlo en el diccionario porque nos miramos sin saber de qué estaba hablando.

En medio del recorrido, nos detuvimos frente a una estatua de Manuel Belgrano. No estaba peleando ni arriba de un caballo, como en la revista. Estaba sentado con un libro en la mano, pensando mucho. Así lo había imaginado cuando la maestra nos contaba que estudiaba y escribía sobre tantos temas para mejorar nuestra patria. Yo sabía bien que no lo había logrado todo y que muchas de las injusticias que le molestaban seguían sucediendo, pero me gustaba que lo hubiera intentado una y otra vez sin darse por vencido.

Después la maestra nos dejó jugar un rato y los chicos corrían por las escaleras como lo hacíamos con mi hermana.

Yo me quedé mirando las letras que había en un costado del monumento… Parecía que me decían… me decían algo…

-Pro-cu-ra-ré-hacerme-dig-no-de-ll-mar-me-hi-jo-de-la-pa-tria – leí en voz alta sin darme cuenta que atrás estaba la maestra.

- ¡Lo leíste, Manuel! -me dijo contenta y se agachó para abrazarme.

-Me lo dijeron las letras…-le dije, pero pensé: “Me lo dijo Manuel Belgrano”.

Después cruzamos hasta la costa del río Paraná. Comimos, tomamos, nos reímos y tiramos piedritas al agua.

- ¿Belgrano tiraba piedras al agua? -le preguntó Laura a la maestra.

-Y… quizás sí-dijo ella-. Manuel también fue niño como ustedes.

Me imaginé que estaba entre nosotros, jugando y riendo.

La maestra contó entonces que a Manuel también le gustaba mucho la danza y que hasta había creado un paso de baile.

- ¿Y si lo bailamos en la fiesta de la Bandera? -preguntó entusiasmada y algunos festejaron la idea.

“Ufa -pensé-, ahora que sé leer voy a tener que aprender a bailar… ¿Es que siempre hay algo nuevo para aprender?”.


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lunes, 2 de noviembre de 2020

“Soy Manuel” de M. Mainé Cap. 16 ¡Qué sorpresa! (2º Ciclo)

 



Al día siguiente esperábamos la sorpresa de la maestra.

-Para terminar de investigar sobre la vida de Belgrano vamos a salir de excursión a un lugar muy especial -dijo, contenta.

Los chicos festejaron, porque les encantaba salir de excursión. A mi no me pasa lo mismo porque si hay que pagar el micro papá y mamá se hacen problema.

- ¿En micro? -preguntó Laura porque a ella le pasa lo mismo.

No -dijo l a maestra-, vamos a ir caminando. ¿Saben a dónde? Al Monumento a la Bandera.

Algunos chicos se desilusionaron.

-Uhhh, ya lo conocemos -dijeron, y la maestra explicó que íbamos a hacer una visita guiada y que una señora nos iba a explicar muchos detalles que no sabíamos.

“¿Monumento? ¿Cuál monumento?”, pensé y me quedé callado porque no quería ser el único que no sabía de qué estaban hablando.

Y llegó el día. ¡Cómo nos gustaba salir de la escuela!

Llevábamos gorra para el sol, y una mochila con agua y algo para comer porque no solo íbamos a ver el Monumento, sino que bajaríamos al río, donde Manuel le había presentado por primera vez la Bandera celeste y blanca a su Ejército.

Caminé junto a Laura conversando de una y otra cosa. Pasamos por una de las esquinas donde están los cajones negros y le conté que ahí habíamos encontrado un montón de libros. La dejé impresionada.

Después doblamos en la misma cuadra en la que lo hace papá con el carro y cuando la maestra dijo “llegamos” yo no podía creerlo: ¡Estábamos en la torre!, ¡Qué no se llamaba “torre”! ¡Se llamaba “Monumento a la Bandera”!

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“SOY MANUEL” DE M. MAINÉ CAP. 16 ¡QUÉ SORPRESA! (1º CICLO)

 



Al día siguiente esperábamos la sorpresa de la maestra.

-Para terminar de investigar sobre la vida de Belgrano vamos a salir de excursión a un lugar muy especial -dijo, contenta.

Los chicos festejaron, porque les encantaba salir de excursión. A mi no me pasa lo mismo porque si hay que pagar el micro papá y mamá se hacen problema.

- ¿En micro? -preguntó Laura porque a ella le pasa lo mismo.

No -dijo l a maestra-, vamos a ir caminando. ¿Saben a dónde? Al Monumento a la Bandera.

Algunos chicos se desilusionaron.

-Uhhh, ya lo conocemos -dijeron, y la maestra explicó que íbamos a hacer una visita guiada y que una señora nos iba a explicar muchos detalles que no sabíamos.

“¿Monumento? ¿Cuál monumento?”, pensé y me quedé callado porque no quería ser el único que no sabía de qué estaban hablando.

Y llegó el día. ¡Cómo nos gustaba salir de la escuela!

Llevábamos gorra para el sol, y una mochila con agua y algo para comer porque no solo íbamos a ver el Monumento, sino que bajaríamos al río, donde Manuel le había presentado por primera vez la Bandera celeste y blanca a su Ejército.

Caminé junto a Laura conversando de una y otra cosa. Pasamos por una de las esquinas donde están los cajones negros y le conté que ahí habíamos encontrado un montón de libros. La dejé impresionada.

Después doblamos en la misma cuadra en la que lo hace papá con el carro y cuando la maestra dijo “llegamos” yo no podía creerlo: ¡Estábamos en la torre!, ¡Qué no se llamaba “torre”! ¡Se llamaba “Monumento a la Bandera”!

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lunes, 19 de octubre de 2020

“Soy Manuel” Capítulo 15: ¡La Bandera! (2º Ciclo)

 


-Ya sabemos que a Manuel le interesaban muchas cosas. Y también lo preocupaba cómo se identificaban sus soldados. Los otros ejércitos tenían bandera… Pero el suyo, no. Por eso propuso que los soldados usaran escarapelas que los diferenciaran de los enemigos. Desde Buenos Aires lo autorizaron, pero eso no le alcanzó. Entonces, ordenó comprar tela celeste y blanca y mandó confeccionar una bandera. Después, fue con sus hombres a orillas del río Paraná y les presentó la Bandera que acababa de crear. Y todos juraron vencer a nuestros enemigos al grito de “¡VIVA LA PATRIA!”.

“¡Igual que nosotros en la fiesta del 25 de Mayo!, “pensé.

- ¿Fue en el río Paraná? – preguntó Laura-. ¿En este río que queda cerca de mi casa? Nosotros vamos a pescar algunos domingos.

-Sí, ese es el río – respondió la maestra-, por eso para mañana les tengo preparada una sorpresa.

Aunque los chicos insistieron mucho para que la contara, la maestra dijo que tenía que consultarlo con la directora y que cruzáramos los dedos para que nos saliera bien.

A mi me encantaban las sorpresas. ¿Qué iba a proponer la maestra?

Esa tarde, la tarea fue hacer una Bandera Argentina en el cuaderno. Mamá me ayudó a pegar papeles pequeñitos y me quedó preciosa.

-Estás más prolijo, Manu- me dijo cuando terminamos, y me puse contento.

-Mamá…

- ¿Sí? - preguntó ella.

- ¿Me podés llamar “Manuel”? Ese es mi nombre, ¿no es cierto?

-Sí, claro Manuel-dijo ella. -y aunque Rocío se burló, mamá le dijo que yo tenía derecho a decidir cómo quería que me llamaran.

¡Qué bueno era esto de tener derechos!


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“SOY MANUEL” CAPÍTULO 15: ¡LA BANDERA! (1ºCICLO)

 

 

-Ya sabemos que a Manuel le interesaban muchas cosas. Y también lo preocupaba cómo se identificaban sus soldados. Los otros ejércitos tenían bandera… Pero el suyo, no. Por eso propuso que los soldados usaran escarapelas que los diferenciaran de los enemigos. Desde Buenos Aires lo autorizaron, pero eso no le alcanzó. Entonces, ordenó comprar tela celeste y blanca y mandó confeccionar una bandera. Después, fue con sus hombres a orillas del río Paraná y les presentó la Bandera que acababa de crear. Y todos juraron vencer a nuestros enemigos al grito de “¡VIVA LA PATRIA!”.

“¡Igual que nosotros en la fiesta del 25 de Mayo!, “pensé.

- ¿Fue en el río Paraná? – preguntó Laura-. ¿En este río que queda cerca de mi casa? Nosotros vamos a pescar algunos domingos.

-Sí, ese es el río – respondió la maestra-, por eso para mañana les tengo preparada una sorpresa.

Aunque los chicos insistieron mucho para que la contara, la maestra dijo que tenía que consultarlo con la directora y que cruzáramos los dedos para que nos saliera bien.

A mi me encantaban las sorpresas. ¿Qué iba a proponer la maestra?

Esa tarde, la tarea fue hacer una Bandera Argentina en el cuaderno. Mamá me ayudó a pegar papeles pequeñitos y me quedó preciosa.

-Estás más prolijo, Manu- me dijo cuando terminamos, y me puse contento.

-Mamá…

- ¿Sí? - preguntó ella.

- ¿Me podés llamar “Manuel”? Ese es mi nombre, ¿no es cierto?

-Sí, claro Manuel-dijo ella. -y aunque Rocío se burló, mamá le dijo que yo tenía derecho a decidir cómo quería que me llamaran.

¡Qué bueno era esto de tener derechos!

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martes, 13 de octubre de 2020

"SOY MANUEL" DE MARGARITA MAINÉ. CAPÍTULO 14: DERECHOS (1º CICLO)

 


 


Cuando llegué a casa me senté a practicar la cursiva en el cuadernito en el que Rocío me había dibujado todas las letras mientras mamá cosía los bolsillos de mi delantal.


- ¿Te dijo la maestra que practiques?


-me preguntó.


-No. Yo lo pensé porque lo que hago quiero hacerlo bien -dije, y mamá me regaló una sonrisa tan linda que pensé que iba a practicar cursiva todos los días.


Al rato vinieron a buscarme para un partido. Cerré el cuadernito y fui corriendo. Rocío tenía muchos deberes así que, con suerte, me tocaría a mi hacer los goles.


Después de cenar me concentré en las letras de mi revista. En una parte vi a Belgrano con otro hombre y pude leer yo solo: San-Mar-tín.


- ¿Quién es el santo Martín? -le pregunté a Rocío y ella se río.


-No es santo. Ya lo vas a aprender en la escuela.


No dijo nada más y pensé que ella no se acordaba y no podía inventar como cuando encontrábamos algo en los cajones.


Por lo que se veía en la revista, San Martín y Manuel eran del mismo bando.


Al día siguiente me animé a preguntarle a la maestra por San Martín.


-Muy bien, Manuel-dijo y otra vez pronunció mi nombre igual que cuando lo nombraba a él.


Después contó que cuando Belgrano ya estaba muy cansado y enfermo, le tuvo que dar su ejército al general José de San Martín. Dijo que era el próximo prócer sobre el que íbamos a investigar.


-Manuel, en su camino de batallas, fue poniendo en práctica algunas de sus ideas. Fundó pueblos, creó escuelas y dispuso que aún los más pobres tuvieran una parcela para poder sembrar. Insistió con la importancia de la escuela pública, gratuita y obligatoria. Incluso donó un premio que le otorgaron por su valentía, para construir cuatro escuelas. Estableció que los criollos y los naturales tuvieran los mismos derechos.


Yo ya sabía qué son los derechos. No son andar sin doblar. Los derechos son algunas cosas que todas las personas merecemos tener, no importa dónde nacimos ni cómo vivimos: como el derecho a comer, a ir a la escuela, a cuidar la salud, de eso se hablaba mucho en mi barrio.


Esa tarde, papá dijo que nos extrañaba y nos invitó a ir en el carro. Y cuando pasamos por el centro le dije:


-Papá, ¿por qué no vamos a la torre? Si todos tenemos los mismos derechos -dudé si una cosa tenía que ver con la otra, pero me pareció que sí. Papá detuvo el carro y me miró sorprendido.


-Ay, Manu, ¡cómo hablás desde que sabés leer! -dijo Rocío riendo, y no supe si lo decía porque estaba buena o solo me estaba cargando porque estaba mala.


- ¿Ya sabés leer? -preguntó papá.


-Algunas palabras-respondí, y era la verdad.


Y papá no dijo nada. No desvió el carro y paramos en la torre. Se sentó a descansar y pudimos jugar con Rocío como antes. Ella me dejó ser un ratito el capitán del barco, pero no me hizo caso cuando le di una orden.

Por suerte, nadie vino a decirnos que no podíamos estar ahí. A la vuelta, papá iba silbando una canción que me pone contento.

 

"Soy Manuel" de Margarita Mainé Capítulo 14: Derechos (2º Ciclo)

 


 


Cuando llegué a casa me senté a practicar la cursiva en el cuadernito en el que Rocío me había dibujado todas las letras mientras mamá cosía los bolsillos de mi delantal.

- ¿Te dijo la maestra que practiques?

-me preguntó.

-No. Yo lo pensé porque lo que hago quiero hacerlo bien -dije, y mamá me regaló una sonrisa tan linda que pensé que iba a practicar cursiva todos los días.

Al rato vinieron a buscarme para un partido. Cerré el cuadernito y fui corriendo. Rocío tenía muchos deberes así que, con suerte, me tocaría a mi hacer los goles.

Después de cenar me concentré en las letras de mi revista. En una parte vi a Belgrano con otro hombre y pude leer yo solo: San-Mar-tín.

- ¿Quién es el santo Martín? -le pregunté a Rocío y ella se río.

-No es santo. Ya lo vas a aprender en la escuela.

No dijo nada más y pensé que ella no se acordaba y no podía inventar como cuando encontrábamos algo en los cajones.

Por lo que se veía en la revista, San Martín y Manuel eran del mismo bando.

Al día siguiente me animé a preguntarle a la maestra por San Martín.

-Muy bien, Manuel-dijo y otra vez pronunció mi nombre igual que cuando lo nombraba a él.

Después contó que cuando Belgrano ya estaba muy cansado y enfermo, le tuvo que dar su ejército al general José de San Martín. Dijo que era el próximo prócer sobre el que íbamos a investigar.

-Manuel, en su camino de batallas, fue poniendo en práctica algunas de sus ideas. Fundó pueblos, creó escuelas y dispuso que aún los más pobres tuvieran una parcela para poder sembrar. Insistió con la importancia de la escuela pública, gratuita y obligatoria. Incluso donó un premio que le otorgaron por su valentía, para construir cuatro escuelas. Estableció que los criollos y los naturales tuvieran los mismos derechos.

Yo ya sabía qué son los derechos. No son andar sin doblar. Los derechos son algunas cosas que todas las personas merecemos tener, no importa dónde nacimos ni cómo vivimos: como el derecho a comer, a ir a la escuela, a cuidar la salud, de eso se hablaba mucho en mi barrio.

Esa tarde, papá dijo que nos extrañaba y nos invitó a ir en el carro. Y cuando pasamos por el centro le dije:

-Papá, ¿por qué no vamos a la torre? Si todos tenemos los mismos derechos -dudé si una cosa tenía que ver con la otra, pero me pareció que sí. Papá detuvo el carro y me miró sorprendido.

-Ay, Manu, ¡cómo hablás desde que sabés leer! -dijo Rocío riendo, y no supe si lo decía porque estaba buena o solo me estaba cargando porque estaba mala.

- ¿Ya sabés leer? -preguntó papá.

-Algunas palabras-respondí, y era la verdad.

Y papá no dijo nada. No desvió el carro y paramos en la torre. Se sentó a descansar y pudimos jugar con Rocío como antes. Ella me dejó ser un ratito el capitán del barco, pero no me hizo caso cuando le di una orden.

Por suerte, nadie vino a decirnos que no podíamos estar ahí. A la vuelta, papá iba silbando una canción que me pone contento.

 

 

martes, 6 de octubre de 2020

“Soy Manuel” de Margarita Mainé Capítulo 13: “Batallas” (2º Ciclo)

 


En la escuela la maestra seguía contándonos la historia de Manuel:

-A Manuel le gustaba más discutir ideas que pelear con las armas, no sabía usarlas ni tampoco sabía nada de estrategias militares; pero como los realistas, es decir, los que apoyaban al rey de España, querían seguir gobernándonos, entendió que no había más remedio que formar un ejército para derrotarlos. ¿Qué se imaginan que hizo entonces? – preguntó.

-Estudió – dije yo, porque a Belgrano le gustaba tanto estudiar.

-Sí, muy bien, Manuel – dijo ella, y algunos compañeros se dieron vuelta para mirarme porque a mí todos me decían “Manu” -. Se puso a estudiar sobre ese tema. Tomó clases para usar el fusil, leyó todo lo que pudo sobre maniobras militares y aprendió cómo mejorar los ejércitos para pelear por su patria. Porque Manuel cada cosa que hacía quería hacerla bien.

Después una nena preguntó qué quería decir “patria” y algunos chicos se rieron. Pero cuando la maestra insistió en que alguien lo explicara, nadie sabía responder. Entonces mandó a Laura otra vez a buscar la palabra en el diccionario.

PATRIA: País o lugar en el que se ha nacido o al que se pertenece.

- ¿Y quieren saber cómo fue la primera vez que tuvo que pelear para defender a nuestra patria? -dijo, y sin esperar respuesta siguió con la historia-: En 1806, un buque inglés llegó a Buenos Aires con intención de invadir la ciudad.

-Pero… ¿no mandaban los españoles?

-Sí- dijo la maestra-. Gobernaban los españoles, pero los ingleses querían apropiarse de estas tierras también. Belgrano los enfrentó con un pequeño grupo de hombres que no estaba bien preparado y tuvo que retirarse al primer cañonazo. Fue su primera derrota como soldado.

“Pobre Manuel”, pensé.

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“SOY MANUEL” DE MARGARITA MAINÉ CAPÍTULO 13: “BATALLAS” (1º CICLO)

 



En la escuela la maestra seguía contándonos la historia de Manuel:

-A Manuel le gustaba más discutir ideas que pelear con las armas, no sabía usarlas ni tampoco sabía nada de estrategias militares; pero como los realistas, es decir, los que apoyaban al rey de España, querían seguir gobernándonos, entendió que no había más remedio que formar un ejército para derrotarlos. ¿Qué se imaginan que hizo entonces? – preguntó.

-Estudió – dije yo, porque a Belgrano le gustaba tanto estudiar.

-Sí, muy bien, Manuel – dijo ella, y algunos compañeros se dieron vuelta para mirarme porque a mí todos me decían “Manu” -. Se puso a estudiar sobre ese tema. Tomó clases para usar el fusil, leyó todo lo que pudo sobre maniobras militares y aprendió cómo mejorar los ejércitos para pelear por su patria. Porque Manuel cada cosa que hacía quería hacerla bien.

Después una nena preguntó qué quería decir “patria” y algunos chicos se rieron. Pero cuando la maestra insistió en que alguien lo explicara, nadie sabía responder. Entonces mandó a Laura otra vez a buscar la palabra en el diccionario.

PATRIA: País o lugar en el que se ha nacido o al que se pertenece.

- ¿Y quieren saber cómo fue la primera vez que tuvo que pelear para defender a nuestra patria? -dijo, y sin esperar respuesta siguió con la historia-: En 1806, un buque inglés llegó a Buenos Aires con intención de invadir la ciudad.

-Pero… ¿no mandaban los españoles?

-Sí- dijo la maestra-. Gobernaban los españoles, pero los ingleses querían apropiarse de estas tierras también. Belgrano los enfrentó con un pequeño grupo de hombres que no estaba bien preparado y tuvo que retirarse al primer cañonazo. Fue su primera derrota como soldado.

“Pobre Manuel”, pensé.


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martes, 29 de septiembre de 2020

Soy Manuel, de Margarita Mainé. Cap. 12 "PA-LA-BRAS" (2º Ciclo)

 


-Qué bien te salió la cursiva – me dijo Rocío, porque creo que era la primera vez que se podía leer algo en mi cuaderno.

-Manuel está mejorando mucho en la escuela -le dijo mamá a la vecina, y me dio un poco de orgullo y otro de vergüenza.

Después salimos con papá, pero paramos en una plaza sin escaleras ni torre que estaba detrás de la estación.

- ¿Por qué no paramos en la torre? – le preguntamos desilusionados. ¡Era la parte del paseo que más nos gustaba!

- Es que…- papá se puso colorado como le pasaba cuando se enojaba por algo-, parece que no tenemos derecho a pararnos donde queremos. Nos pidieron los agentes de tránsito que con los carritos paráramos en este lugar.

Desde esa tarde, ya no nos entusiasma tanto el paseo en el carro y nos quedábamos en casa.

Por la noche, Rocío se pasaba a mi cama y me enseñaba cómo sonaban las letras cuando iban juntas. Hasta que una vez llegó a explicarme cómo se leían dos consonantes juntas con una vocal, eso que me resultaba tan difícil, y me daba un ejemplo con una palabra:

            P-R-A     PRADO

           P-R-E      PREMIO

           P-R-I       PRIMERO

Y cuando ella dijo “P-R-O” yo grité “PRÓCER”, porque me acordé de Manuel.

Después se fue a su cama y, mirando la revista, descubrí unas letras que decían “CABALLO” y “BATALLA”. No dije nada. Me dormí contento pensando en que yo también podía lograr cosas como Belgrano.


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SOY MANUEL, DE MARGARITA MAINÉ. CAP. 12 "PA-LA-BRAS" (1º CICLO)

 



-QUÉ BIEN TE SALIÓ LA CURSIVA -ME DIJO ROCÍO, PORQUE CREO QUE ERA LA PRIMERA VEZ QUE SE PODÍA LEER ALGO EN MI CUADERNO.

- MANUEL ESTÁ MEJORANDO MUCHO EN LA ESCUELA -LE DIJO MAMÁ A LA VECINA, Y ME DIO UNPOCO DE ORGULLO Y OTRO DE VERGÛENZA.

DESPUÉS SALIMOS CON PAPÁ PERO PARAMOS EN UNA PLAZA SIN ESCALERAS NI TORRE QUE ESTABA DETRÁS DE LA ESTACIÓN.

- ¿POR QUÉ NO PARAMOS EN LA TORRE? - LE PREGUNTAMOS DESILUSIONADOS. ¡ERA LA PARTE DEL PASEO QUE MÁS NOS GUSTABA!

- ES QUE...-PAPÁ SE PUSO COLORADO COMO LE PASABA CUANDO SE ENOJABA POR ALGO-, PARECE QUE NO TENEMOS DERECHO A PARARNOS DONDE QUEREMOS. NOS PIDIERON LOS AGENTES DE TRÁNSITO QUE CON LOS CARRITOS PARÁRAMOS EN ESTE LUGAR.

DESDE ESA TARDE, YA NO NOS ENTUSIASMABA TANTO EL PASEO EN EL CARRO Y NOS QUEDÁBAMOS EN CASA.

POR LA NOCHE, ROCÍO SE PASABA A MI CAMA Y ME ENSEÑABA CÓMO SONABAN LAS LETRAS CUANDO IBAN JUNTAS. HASTA QUE UNA VEZ  LLEGÓ A EXPLICARME CÓMO SE LEÍAN DOS CONSONANTES JUNTAS CON UNA VOCAL, ESO QUE ME RESULTABA TAN DIFÍCIL, Y ME DABA UN EJEMPLO CON UNA PALABRA:

P-R-A       PRADO

P-R-E       PREMIO 

P-R-I        PRIMERO

Y CUANDO ELLA DIJO "P-R-O" YO GRITÉ "PRÓCER", PORQUE ME ACORDÉ DE MANUEL.

DESPUÉS SE FUE A SU CAMA Y, MIRANDO LA REVISTA DESCUBRÍ UNAS LETRAS QUE DEECÍAN "CABALLO" Y  "BATALLA". NNO DIJE NADA. ME DORMÍ CONTENTO PENSANDO EN QUE YO TAMBIÉN PODÍA LOGRAR COSAS COMO BELGRANO. 


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martes, 15 de septiembre de 2020

SOY MANUEL DE MARGARITA MAINÉ. CAP. 11 "LA PLUMA" (1º CICLO)

 


 ¡Era larga la historia de Manuel Belgrano! Pero día a día la maestra nos iba contando:

- A los 15 años el papá lo mandó a España, a vivir con una de sus hermanas que ya estaba casada, para que pudiera estudiar la carrera de Abogacía en una universidad llamada Salamanca. Pero él no se contentó con estudiar lo que le pedían. Manuel era un ávido lector y se interesó por muchos autores que lo llevaron a descubrir pensamientos nuevos: valores como la igualdad, la libertad y la fraternidad.

 La maestra dijo que después íbamos a buscar las palabras difíciles en el diccionario, pero por suerte se olvidó. Le gustaba mucho contar la historia de Belgrano.

 - Nueve años después, cuando ya estaba recibido de abogado, le ofrecieron volver a su tierra como secretario del Consulado de Comercio en Buenos Aires, pensando que iba a defender los privilegios de los españoles.

 - ¿Nueve años lejos de su casa? - preguntó Laura.

 - Sí - dijo la maestra -. Y aquellas ideas sobre las que tanto había leído le marcaron nuevos caminos.

 - Aunque su trabajo como secretario era escribir cartas y actas para archivar, Belgrano no podía dejar de advertir las injusticias que vivían todos los días los que habían nacido en estas tierras. Y como le gustaba mucho escribir, empezó a registrar todas las ideas que tenía sobre temas muy diversos. Fue uno de nuestros primeros periodistas: sus opiniones aparecían en dos periódicos de la época. Escribía con pluma y tintero porque en esos tiempos no había lapiceras ni biromes.

 La maestra mostró una hoja con un escrito de Manuel. Era increíble. ¡Qué prolijo!


Este Belgrano no dejaba de sorprenderme. ¿Cómo que le gustaba escribir? Con lo que costaba dibujar la letra cursiva...

 Y después la maestra también nos sorprendió. Nos dio plumas y tinta y tuvimos que escribir nuestro nombre como se hacía en esos tiempos. Fue re difícil pero yo lo intenté un montón de veces y al final me quedó bastante bien. 

 


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Soy Manuel de Margarita Mainé. Cap. 11 "La pluma" (2ºCiclo)



 ¡Era larga la historia de Manuel Belgrano! Pero día a día la maestra nos iba contando:

- A los 15 años el papá lo mandó a España, a vivir con una de sus hermanas que ya estaba casada, para que pudiera estudiar la carrera de Abogacía en una universidad llamada Salamanca. Pero él no se contentó con estudiar lo que le pedían. Manuel era un ávido lector y se interesó por muchos autores que lo llevaron a descubrir pensamientos nuevos: valores como la igualdad, la libertad y la fraternidad.

La maestra dijo que después íbamos a buscar las palabras difíciles en el diccionario, pero por suerte se olvidó. Le gustaba mucho contar la historia de Belgrano.

- Nueve años después, cuando ya estaba recibido de abogado, le ofrecieron volver a su tierra como secretario del Consulado de Comercio en Buenos Aires, pensando que iba a defender los privilegios de los españoles.

- ¿Nueve años lejos de su casa? - preguntó Laura.

- Sí - dijo la maestra -. Y aquellas ideas sobre las que tanto había leído le marcaron nuevos caminos.

- Aunque su trabajo como secretario era escribir cartas y actas para archivar, Belgrano no podía dejar de advertir las injusticias que vivían todos los días los que habían nacido en estas tierras. Y como le gustaba mucho escribir, empezó a registrar todas las ideas que tenía sobre temas muy diversos. Fue uno de nuestros primeros periodistas: sus opiniones aparecían en dos periódicos de la época. Escribía con pluma y tintero porque en esos tiempos no había lapiceras ni biromes.

La maestra mostró una hoja con un escrito de Manuel. Era increíble. ¡Qué prolijo!


Este Belgrano no dejaba de sorprenderme. ¿Cómo que le gustaba escribir? Con lo que costaba dibujar la letra cursiva...

Y después la maestra también nos sorprendió. Nos dio plumas y tinta y tuvimos que escribir nuestro nombre como se hacía en esos tiempos. Fue re difícil pero yo lo intenté un montón de veces y al final me quedó bastante bien. 



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martes, 8 de septiembre de 2020

"Soy Manuel" de Margarita Mainé. Cap. 10 "Fútbol" (2º Ciclo)

 



Una tarde no salimos con papá en el carro. Nos quedamos en la canchita porque se armó un partido.

Rocío hizo dos goles y yo ninguno. Por eso la elegían a ella primero cuando armábamos el equipo. Mientras comíamos dijo que las nenas jugaban mejor que los varones al fútbol y mamá opinó que no era cuestión de ser nena o varón sino de práctica.

Yo me preguntaba si, solo por ser un año mayor, a ella le salía todo mejor que a mi. 

Ya en la cama, no quise hojear la revista. Me tapé la cara con un almohadón porque no me gusta que nadie me mire  cuando estoy enojado. 

- Manu- me dijo Rocío, arrepentida de haberme peleado - ¿Te enseño las letras? 

- Las letras las sé, pero con eso no alcanza para saber leer.

Entonces ella se pasó a mi cama y en un cuadernito que papá había encontrado en los cajones negros me puso la M y me enseñó cómo sonaba con cada vocal.

Estuvimos un rato largo con cada letra. Ahí descubrí  que si alguien escribía por mi yo lo entendía mejor. Mi problema era copiar, eso sí que no me salía.

- Mañana seguimos - dijo Rocío porque tenía sueño.

Me quedé repitiendo las sílabas para acordármelas.

 D-A     DA 

D-E      DE

D-I      DI

D-O    DO

"Do" de "dormido". Yo también estaba cansado.

A la mañana siguiente Rocío le dijo a mamá que yo casi sabía leer. ¿La había engañado o sólo era uno de sus días buenos conmigo?


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SOY MANUEL, DE MARGARITA MAINÉ. CAP. 10 "FÚTBOL" (1º CICLO)

 


UNA TARDE NO SALIMOS CON PAPÁ CON EL CARRO. NOS QUEDAMOS EN LA CANCHITA PORQUE SE ARMÓ PARTIDO.

ROCÍO HIZO DOS GOLES Y YO NINGUNO. POR ESO LA ELEGÍAN A ELLA PRIMERO CUANDO ARMÁBAMOS EL EQUIPO. MIENTRAS COMÍAMOS DIJO QUE LAS NENAS JUGABAN MEJOR QUE LOS VARONES AL FÚTBOL Y MAMÁ OPINÓ QUE NO ERA CUESTIÓN DE SER NENA O CARÓN SINO DE PRÁCTICA.

YO ME PREGUNTABA SI, SOLO POR SER UN AÑO MAYOR, A ELLA LE SALÍA TODO MEJOR QUE A MI.

YA EN LA CAMA, NO QUISE HOJEAR LA REVISTA.

ME TAPÉ LA CARA CON UN ALMOHADÓN PORQUE NO ME GUSTA QUE NADIE ME MIRE CUANDO ESTOY ENOJADO.

- MANU- ME DIJO ROCÍO, ARREPENTIDA DE HABERME PELEADO -. ¿TE ENSEÑO LAS LETRAS?

- LAS LETRAS LAS SÉ, PERO CON ESO NO ALCANZA PARA SABER LEER.

ENTONCES ELLA SE PASÓ A MI CAMA Y EN UN CUADERNITO QUE PAPÁ HABÍA ENCONTRADO EN LOS CAJONES NEGROS ME PUSO LA M Y ME ENSEÑÓ CÓMO SONABA CON CADA VOCAL.

ESTUVIMOS UN RATO LARGO CON CADA LETRA. AHÍ DESCUBRÍ QUE SI ALGUIEN ESCRIBÍA POR MI YO LO ENTENDÍA MEJOR. MI PROBLEMA ERA COPIAR, ESO SÍ QUE NO ME SALÍA.

- MAÑANA SEGUIMOS - DIJO ROCÍO PORQUE TENÍA SUEÑO.

ME QUEDÉ REPITIENDO LAS SÍLABAS PARA ACORDÁRMELAS. 

D-A    DA

D-E    DE

D-I    DI

D-O   DO

"DO" DE "DORMIDO". YO TAMBIÉN ESTABA CANSADO. 

A LA MAÑANA SIGUIENTE ROCÍO LE DIJO A MAMÁ QUE YO CASI SABÍA LEER. ¿LA HABÍA ENGAÑADO O SOLO ERA UNO DE SUS DÍAS BUENOS CONMIGO?

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CUENTOS CON ZORROS: "EL ZORRO Y EL QUIRQUINCHO" (CUENTO POPULAR ARGENTINO) (3º AÑO)

 



ALLÍ ESTABA EL ZORRO, DESCANSANDO A LA SOMBRA DE UN ÁRBOL, CUANDO VIO ACERCARSE AL QUIRQUINCHO Y LE PROPUSO UN TRATO VENTAJOSO.

—TENGO UN BURN CAMPO, PERO NO TENGO TIEMPO PARA SEMBRARLO. ¿QUÉ LE PARECE SI YO PONGO LA TIERRA Y USTED HACE EL TRABAJO?

—¿Y CÓMO NOS REPARTIMOS LAS GANANCIAS? —PREGUNTÓ EL QUIRQUINCHO DESCONFIADO. SABÍA QUE EL ZORRO ERA UN TRAMPOSO.

—ESTE AÑO, DERÁ PARA MI TODO LO QUE CREZCA DEBAJO DE LA TIERRA  Y PARA USTED, TODO LO QUE CREZCA DEBAJO DEBAJO DE LA TIERRA ¿LE PARECE BIEN?

EL QUIRQUINCHO PENSÓ, PENSÓ, PENSÓ Y, FINALMENTE, ACEPTÓ.

ENTONCES, SEMBRÓ PAPAS Y SE CANSÓ DE JUNTAR PAPAS GRANDES Y CHIQUITAS. EL ZORRO SOLO RECIBIÓ UN MONTÓN DE HOJAS DESABRIDAS. MOLESTO, PROPUSO OTRAS CONDICIONES.



—ESTE AÑO. SERÁ PARA MI TODO LO QUE CREZCA DEBAJO DE LA TIERRA Y PARA USTED, TODO LO QUE CREZCA ARRIBA DE LA TIERRA. ¿LE PARECE BIEN?

EL QUIRQUINCHO PENSÓ, PENSÓ, PENSÓ Y, FINALMENTE, ACEPTÓ.

ENTONCES, SEMBRÓ TRIGO Y SE CANSÓ DE JUNTAR ESPIGAS RICAS Y DORADAS. EL ZORRO RECIBIÓ RAÍCES QUE NO SERVÍAN PARA NADA. ENOJADO, PUSO OTRAS CONDICIONES.



—ESTE AÑO, SERÁ PARA MI TODO LO QUE CREZCA ARRIBA Y ABAJO Y PARA USTED, TODO LO QUE CREZCA EN EL MEDIO DE LAS PLANTAS. ¿LE PARECE BIEN?

EL QUIRQUINCHO PENSÓ, PENSÓ, PENSÓ Y, FINALMENTE, ACEPTÓ.

ENTONCES, SEMBRÓ MAIZ. DE ENTRE LAS HOJAS, SACÓ SABROSOS CHOCLOS AMARILLOS. AL ZORRO SOLO LE QUEDARON RAÍCES Y PUNTAS SECAS INSERVIBLES. FURIOSO, DECIDIÓ NO HACER MÁS TRATOS Y SE FUE CALLADITO Y CON LA COLA ENTRE LAS PATAS.


CUENTO POPULAR ARGENTINO. VERSIÓN LIBRE DE LAIZA OTAÑI.

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BIBLIOGRAFÍA: 

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viernes, 4 de septiembre de 2020

"El traje nuevo del emperador" de Hans Christian Andersen

 


Hace muchos años había un Emperador a quien le gustaba lucir cada día un traje nuevo. No le interesaba el teatro ni los paseos; solo disfrutaba de elegir sus prendas.
Gran cantidad de viajeros visitaban la ciudad donde reinaba el Emperador. Una vez llegaron dos estafadores que decían que eran tejedores; aseguraban que podían hacer bellas telas y que sus prendas tenían una virtud: eran invisibles para los que no eran aptos para sus trabajos o que eran poco inteligentes.  

“¡Deben ser unos trajes magníficos!” -pensó el Emperador-. “Si los tuviese podría saber qué funcionarios no son aptos para el cargo y distinguir entre los inteligentes y los tontos”.
Entonces, ordenó: - ¡Preparad todo para que estos tejedores produzcan sus telas!
Envió dinero para pagarles el trabajo y los dos pícaros armaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían hilos, ni lanas en la máquina. Solicitaron sedas finas y hebras de oro. Pero escondieron el dinero, las sedas y los hilos de oro en un lugar secreto y fingieron que trabajaban en los telares hasta muy entrada la noche.
Pasados unos días, pensó el Emperador: “Quisiera saber si ya han tejido una parte de la tela”-. Pero no se decidía a visitar él mismo a los falsos tejedores, prefirió enviar primero a su viejo Ministro para que averiguase cómo lucían las telas.
El Ministro se presentó en el taller. Los dos embaucadores parecían trabajar en sus telares vacíos. “¡Qué es esto!” -pensó el Ministro - “¡No veo nada!”. Pero guardó silencio.
Los tramposos le preguntaron si no le parecía magnífica la tela. El anciano solo veía el telar vacío porque estaba vacío y sentía una gran preocupación. “¿Seré tonto acaso? ¿O seré inútil para mi cargo de Ministro?” -pensaba-.
Uno de los tejedores le nombraba los colores del hilado invisible: - ¿Le gustan el ocre y el púrpura, señor Ministro? -¡Oh! -respondió él-. Diré al Emperador que me han gustado mucho los colores. Y así lo hizo.
Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro para seguir tejiendo. Ni una hebra se empleó en el telar. Ellos continuaron simulando que trabajaban.
El Emperador envió a otro funcionario a observar la tela y a informarse sobre cuánto faltaba para que estuviera lista. Al segundo funcionario le ocurrió lo mismo y pensaba:-“Yo no soy tonto y no quiero perder mi trabajo. Mantendré silencio y nadie se dará cuenta”. Entonces habló
maravillas de la tela que no veía. –¡Es admirable! –decía.
Todos los pobladores hablaban de la tela. Un día, el Emperador quiso verla y se dirigió junto a su comitiva hacia el lugar donde trabajaban los pícaros. Al llegar, los dos continuaban tejiendo sin hebras ni hilos.

– ¡Qué admirable! -exclamaron varios.
– Observe, Majestad, los dibujos –comentaban creyendo que los demás veían la tela.
“¿Qué es lo que ocurre? -pensó el Emperador-. ¡No veo nada! Sería espantoso que el pueblo pensara que no sirvo como Emperador”.
– ¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Con alegría miraba el telar vacío para no confesar que no veía nada. Todo el mundo parecía encantado.
Un secretario le aconsejó al Emperador:-¡Ordenad a los tejedores que se apresuren!
El Emperador deseaba estrenar los trajes en la fiesta del pueblo que se celebraría en pocos días. Los falsos tejedores prometieron que estarían listos para el desfile.
Durante la noche anterior a la fiesta, los embaucadores mantuvieron muchas lámparas encendidas.
Simularon quitar la tela del telar, hicieron de cuenta que cortaban con grandes tijeras y se los veía coser con agujas sin hilos. Al amanecer, exclamaron: -¡Por fin, el traje está listo!
Llegó el Emperador junto a sus caballeros y los dos mentirosos, levantando los brazos como si sostuviesen algo, fueron anunciando:
– Estos son los pantalones.
– Aquí le alcanzamos a Su Majestad la casaca de oro. 
– Sostened vosotros el manto…
A unos y a otros les iban explicando: -Como todos podéis ver, las prendas son livianas como si fuesen alas de mariposas, es como si no se llevara nada sobre el cuerpo.
¡Sí! -asintieron los cortesanos, a pesar de que no veían nada.
– Por favor, Majestad –dijeron los dos bribones-. Quítese usted el traje para vestirse con el nuevo.
El Emperador se quitó sus prendas y los dos simularon ponerle los pantalones, la casaca y el manto. Uno de ellos tomó al Emperador por la cintura, hizo como si le atase algo alrededor de ella y exclamó: -Observe, Majestad, en el espejo, el extraordinario largo de la cola.
El monarca daba una y otra vuelta ante el espejo. -¡Qué bien le sienta! -exclamaban todos-.
¡Es un traje precioso!
– El desfile está a punto de empezar– anunció el maestro de ceremonias.
– Muy bien -dijo el Emperador-. Los encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla y avanzaron como si verdaderamente la sostuvieran.
Ninguno quería confesar que no veía nada. El Emperador avanzó mientras el pueblo desde la calle, decía: -¡Qué preciosos son los vestidos! ¡Qué cola magnífica!
Nadie deseaba que los demás lo consideraran incapaz o poco inteligente. Ningún traje del Emperador había tenido tanto éxito como aquel. 

– ¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.
Desde ese momento, todo el mundo comentaba en voz baja: -¡Un niño dice que el Emperador está desnudo!
– ¿Escucharon al pequeño?- preguntaban algunos-. ¡Dice que el Emperador no lleva nada!
– ¡Pero si está desnudo! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador pues se daba cuenta de que el pueblo tenía razón. Pensó entonces:
“Debo seguir hasta el fin de los festejos”. Y continuó más altivo que nunca mientras los ayudantes continuaban sosteniendo la cola invisible de su traje.

Versión libre de “El traje nuevo del Emperador” de Hans Cristian Andersen.

Aquí podés disfrutar de un hermoso video 👇

                         https://youtu.be/dYR9ZSmLgZs

Bibliografía on linehttps://continuemosestudiando.abc.gob.ar/recurso/primaria/4-to-ano/practicas-del-lenguaje/actividades-para-realizar-en-el-hogar?u=5ebd8bae165a44e7baf75bae

https://www.bing.com/images/search?view=detailV2&ccid=Yihqz4d0&id=8FABB4B1FAA72CA5B912A81B95BC61E01C8F0988